La señora del tiempo
Cruzaste entonces la ojiva para entrar en San Gil y al fin la viste. Estaba allí Juan Manuel, que la había vestido esa noche, orgulloso de su Niña...
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Cruzaste entonces la ojiva para entrar en San Gil y al fin la viste. Estaba allí Juan Manuel, que la había vestido esa noche, orgulloso de su Niña...
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