Felipe VI, como el turrón
Unos lo saborean y otros, no. Cuestión de gustos. O de elección. Hay quienes lo degluten por tradición y hay quienes lo evitan por impugnación. Porque no forma parte de lo que agrada a su paladar, porque es excesivamente alto en azúcares o porque no aporta más que grasas saturadas. A nadie deja indi...
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