Puñetas venidas arriba

Puñetas venidas arriba

No se puede entender el gesto de Borrego sin colocarlo en la estantería de ese tipo de señores que hablan con la autoridad del que se ha pasado la vida sentado en sillas tapizadas. El que asegura que está harto de que todo el mundo se ofenda, pero luego se convierte en gelatina cada vez que escucha...

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