Consagración del otoño

Consagración del otoño

Pero ahí estaban, fieles a su cita. Los castaños y los plátanos ya habían alcanzado esa entonación melosa, de primeras, que luego irá tornándose parda, pálida por el nervio de caer, conscientes de que cada otoño va siendo irrepetible, en contradicción anímica con su ciclo infinito. Se hace difícil e...

Redirecting to full article...