Un jueves, Pepito, y el Granma de Fidel

Treinta y cinco años después me subo a este yate, como si fuera el primer día en que navegué en él. Cada alba es una travesía, que es parte de la misma, porque desde la noche anterior se piensa en cómo responderemos mañana. No hay descanso, esta es una embarcación preparada para no detenerse...
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