¿Quién mirará las obras cuando hayamos muerto?

¿Quién mirará las obras cuando hayamos muerto?

El edadismo es línea roja, pero del mismo modo también debería ser esa vejez prematura a la que el sistema nos condena. ¿Cómo denominar, entonces, a los jugadores de petanca, paseadores de perros, diletantes de la ciudad sin bicicleta ni patinete?...