Amigos siempre, pese al susto del pastelillo robado

Luego de ir a misa de 11 a la catedral, mi amigo y yo, de 12 o 13 años, nos devolvíamos a nuestras casas. A veces, pasábamos por la repostería, y si teníamos una peseta o un cuatro, comprábamos un pastel para compartir...
Redirecting to full article...